Alberto Urea, el biólogo que apuesta por la reforestación: "La Sierra de Gádor nos tiene que doler"


Desde la Escuela Agraria de Vícar, donde imparte clases, lleva casi una década promoviendo la repoblación de esta zona del Poniente almeriense, ya que esta práctica traería numerosas ventajas, entre ellas, la recarga de los acuíferos. En Escobi queremos dar voz a estos profesionales que durante años investigan cómo mejorar la agricultura de nuestra tierra, nuestro principal activo.

Pregunta: Estudio Biología en las universidades de Santiago de Compostela y Granada. ¿Cómo fueron sus inicios?

Respuesta: Empecé en la Universidad de Almería, porque mis padres tenían invernaderos en El Ejido, luego me fui a Granada y terminé en Santiago de Compostela porque me interesaba mucho la acuicultura, el cultivo de peces. En eso me especialicé. Estuve trabajando en Galicia, en Cádiz, y finalmente volví porque toda mi familia es de aquí, de Almería. Trabajé en distintos sectores: como comercial en la industria farmacéutica, monté también una consultoría para hacer proyectos agrícolas, y terminé de profesor, que es donde transmito al alumnado mi experiencia previa en la empresa privada. 

P: Recientemente ha creado la Asociación Hábitats en Acción, la cual preside. ¿Cuál es el objetivo?

R: El objetivo de esta asociación es contribuir a hacer un mundo mejor desde el punto de vista social y ambiental. Por eso impulsamos una serie de proyectos en este ámbito, como por ejemplo el tema de la reforestación, aunque este es un asunto con el que llevamos ya muchos años. El propósito es sensibilizar a la sociedad de que es necesario reforestar la Sierra de Gádor para aumentar la recarga de los acuíferos subterráneos. Y también estamos haciendo otra campaña de sensibilización con el colegio Federico García Lorca en Las Cabañuelas, donde están haciendo nidos de murciélagos y de pájaros para fomentar el control biológico.

P: A propósito de este proyecto, ¿qué papel juegan los pájaros en el control biológico?

R: Depende de la especie. Estamos haciendo unos nidos para unos pájaros que se llaman carboneros, que son especialistas en atrapar la larva de la procesionaria, que tanto daño causa a los pinos. Y estamos haciendo también refugios para murciélagos, porque está demostrado que hay una relación entre éstos y la captura de insectos, como pueden ser los mosquitos, pero también están capturando unas polillas, la Tuta absoluta, que tanto daño está haciendo en los invernaderos. Como la fase de polilla, de la Tuta absoluta, vuelan por la noche, y los murciélagos también vuelan por la noche, contribuirían a erradicar esa plaga.

Esto ya lo han trabajado en el Delta del Ebro, donde tenían una polilla muy dañina, y han podido casi erradicarla, así como en ciertas bodegas del centro de España en las que también han puesto refugios de murciélagos porque también tienen polillas en sus viñedos.

Nuestra campaña es por tanto para sensibilizar a los agricultores, a las organizaciones de la importancia de poner nidos de pájaros, refugios de murciélagos o reforestar.

P: ¿Cómo y cuándo surge la idea de reforestar la Sierra de Gádor?

R: Esto se inició hace casi diez años, en la escuela, con mis alumnos, porque una de las asignaturas en la Escuela Agraria de Vícar es restauración del paisaje. Como yo había vivido en El Ejido mucho tiempo, sabía de la historia de la Sierra de Gádor. En el siglo XIX había un bosque plenamente desarrollado, pero la industria del plomo que había en esa época, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, lo arrasó. Entonces surgió la idea de cómo volver a recuperar esos bosques. A su vez, si reforestamos esa sierra, va a llover más, los árboles son más eficaces, hacen que la lluvia penetre mejor en la tierra, y finalmente aumenta la recarga en los acuíferos. A lo largo de este tiempo se han integrado empresas y asociaciones, y en la última reforestación estuvimos unas 150 personas.

P: ¿Qué ventajas traería la reforestación de la Sierra de Gádor para la agricultura del Poniente almeriense?

R: Hay varias ventajas, pero dos son fundamentales. Una es que si reforestásemos toda la sierra, porque ahora mismo hay como un 20% reforestado, esa reforestación total incrementaría casi en 40 hectómetros cúbicos al año, y eso es como una desaladora. Por ejemplo, la desaladora del campo de Dalías tiene una capacidad de 30 hectómetros cúbicos. Sería instalar una desaladora natural en las cumbres, con lo cual conseguiríamos reducir la salinidad que tienen ahora mismo los acuíferos. Los acuíferos de la comarca del Poniente tienen una alta salinidad, porque se está extrayendo más agua que la que viene por la recarga de la Sierra de Gádor. Si conseguimos aumentar la recarga, disminuimos la salinidad, y eso es una ventaja directa. Otra ventaja tiene que ver con las riadas. Estamos en una zona muy peligrosa, en la que es habitual que ocurran las DANA (antes se llamaban gota fría).  Estas gotas frías se caracterizan porque llueven más de 200 litros por metro cuadrado en dos horas. Eso significa que viene un río de la Sierra de Gádor hacia donde están los invernaderos. Un bosque en la Sierra de Gádor amortiguaría el efecto de la lluvia, filtraría más esa agua en el suelo, disminuye el riesgo de riada. Al no haber bosque en la Sierra de Gádor, el agua cae en la tierra, va a la rambla, y llega directamente aquí. No hay un tapón amortiguador como podría ser un bosque.

P: ¿Qué tipo de árbol es el más recomendable para reforestar la Sierra de Gádor?

R: Tiene que tener una serie de peculiaridades. La primera es que sean autóctonos, como el algarrobo, la encina o el acebo, y dejar los pinos. Ahora lo que hay reforestado en la Sierra de Gádor son pinos, pero los pinos tienen resina y son muy dados a quemarse. Tienen que dejarse relegados a 1.500 metros hacia arriba, donde hay más humedad y menos probabilidad de que ardan. Sin embargo, 1.500 metros hacia abajo, necesitamos poner esas especies que son resistentes al fuego, como puede ser el ciprés de Cartagena, y resistente a la sequía. El ciprés de Cartagena estaba en esta sierra y tiene esa doble peculiaridad: cuando se quema vuelve a rebrotar, y con muy poca agua resiste. Pero en la cultura de Los Millares, hace entre 2.000 y 4.000 años, arrasaron con él y desapareció. Ahora queda un pequeño bosque en la zona de Enix, y están bien desarrollados.

P: La reforestación, ¿es únicamente competencia de los organismos públicos o pueden entidades privadas hacerse cargo de esta tarea?

R: Es la Administración la que tiene que impulsarlo en sus terrenos. No obstante, en la Sierra de Gádor hay un alto porcentaje de tierras privadas, pero los propietarios no pueden realizar ninguna actividad. Habría que fomentar que a los titulares privados se les facilite reforestar en sus tierras y darle alguna compensación con el tema del CO2.

P: La calidad del suelo es esencial para que la planta se desarrolle en condiciones óptimas, pero la agricultura intensiva, como la de Almería, apenas permite el barbecho. ¿Qué solución podría darse a esta situación?

R: Hay que seguir por el camino de la agricultura ecológica, tanto por el control biológico como por el suelo. El suelo debería considerarse como un ser vivo donde hay unos organismos como micorrizas y rizobacterias, que le dan salud al suelo. Cuando instauras microorganismos beneficiosos, los patógenos no se instalan alrededor de las plantas Si tienes un suelo sano, tus cosechas serán mayores y más sanas para el consumidor. Se están haciendo grandes esfuerzos en el control biológico, pero hay que tener en cuenta al suelo, que ha sido el gran olvidado.

P: Como biólogo usted ha estudiado la efectividad de las plantas reservorio en el exterior de los invernaderos, especies botánicas que situadas en el exterior de la finca actúan contra las plagas que pueden invadir los cultivos bajo plástico. ¿Qué especies son? ¿Qué beneficios conllevan estas plantas?

R: Las plantas que se aconsejan para los setos tienen que tener una serie de consideraciones. Primero, que sean resistentes al clima local. Tenemos un verano sin lluvias y con altas temperaturas, por tanto, especies como el romero o la lobularia son adecuadas para ello. Segundo, tienen que ser plantas que atraigan a los insectos depredadores. Los arbustos mediterráneos que tenemos aquí, con ellos tenemos suficiente. Y luego las adelfas, plantadas en zonas alejadas del invernadero (no son para ponerlas cerca porque tienen unas raíces muy potentes y pueden entrar dentro del invernadero), en islas de vegetación, es una planta buenísima, porque atrae a un pulgón específico que sólo ataca a la adelfa. Pero ese pulgón sí es atacado por los parasitoides que tenemos en los invernaderos, con lo cual, consigues hacer una cantidad de insectos beneficiosos fuera de los invernaderos que van a conseguir reducir la entrada de plagas.

P: En líneas generales, ¿Cuáles son los puntos fuertes de la agricultura almeriense?

R: Por un lado, la industria auxiliar, la alta tecnología que tenemos en esta comarca, donde hay empresas muy potentes en tecnología de riego,   control climático, y por otro lado, esta tecnología a su vez va acompañada de la agricultura ecológica, que no son incompatibles, en el control biológico, el suelo como un ser vivo o el tema de los setos. Por aquí es por donde yo creo que podemos demostrar al mercado internacional que aquí se está haciendo una agricultura en equilibrio con el medio ambiente, y encima utilizando la más alta tecnología que hay ahora mismo casi a nivel mundial.

P: ¿En qué aspectos debe mejorar la agricultura de la provincia?

R: En el tema de la comercialización, veo demasiadas ofertas de empresas. Creo que aquí se debería concentrar toda la oferta para ofrecer un precio único al mercado. Considero que aquí queda un camino por recorrer. Veo además poco márketing. Por ejemplo, cuando viene gente de Madrid, que es un gran mercado, se quedan asombrados del control biológico que hacemos, de la tecnología que tenemos. Pienso que incluso en España no conocen nuestra agricultura, la conocen más quizá por los temas negativos que salen en televisión, pero cuando viene un turista madrileño se queda asombrado al ver un invernadero. Me pregunto por qué no estamos haciendo ese márketing en los mercados de destino, e igualmente en Europa.

P: ¿Por dónde pasa el futuro del agua en nuestra provincia?

R: Por un lado, por la tecnología. Necesitamos más desaladoras. Ahora mismo, la desaladora de Balerma, aporta 30 hectómetros cúbicos. Como se rompa, tenemos un grave problema, porque tendríamos que sacar otra vez agua de los acuíferos, que ya están mal. Además, hay que introducir más tecnología en los invernaderos. Un invernadero consume al año unos seis millones de litros de agua. Hay tecnología para reducir esa cantidad hasta cuatro millones.  Por otro lado, están las soluciones naturales. La Sierra de Gádor, tal como está ahora mismo, nos tiene que doler. Toda la estructura agraria que tenemos debería estar ya presionando a la Administración para reforestar esa sierra. Ahora tenemos una gran oportunidad, que se está trabajando desde FERAL, la Mesa del Agua, y la Cátedra de Agua de la Universidad de Almería, pues en agosto se aprobó la Ley de Restauración de la Naturaleza, que obliga a toda Europa a plantar 3.000 millones de árboles. Eso supone más o menos a cinco árboles por persona. Con la población que tenemos ahora mismo en la comarca del Poniente, hicimos cuentas y nos toca reforestar entre 5.000 y 10.000 hectáreas de reforestación en la Sierra de Gádor, de las 80.000 que tiene esta sierra. Hay ya 16.000 hectáreas reforestadas. Con esta ley, como digo, tenemos una gran oportunidad, pues vienen subvenciones de la Unión Europea para plantar esos árboles.

 

Alberto Urea, el biólogo que apuesta por la reforestación:
Alberto Urea, el biólogo que apuesta por la reforestación: "La Sierra de Gádor nos tiene que doler"
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